jueves, 2 de diciembre de 2010

Cuento N° 2 (incompleto)

Al llegar a la escena del crimen el cadáver cianótico del joven sonreía casi sarcásticamente y la sangre de la asesina marcaba besos en su cuerpo… 
No fue la pasión lo que lo mató, casi como el beso mortal de Rosario Tijeras, un puñal en el corazón, su sangre terminó mezclada con la de ella y ella, engañada por su propio engaño una bala en el pulmón izquierdo.
Ambos desnudos y atados para siempre por el deseo de venganza.

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