jueves, 28 de julio de 2011

Cuento N° 3

La mujer vestida de hábito blanco y con un rosario en las manos, 
corría presurosa por los callejones del tugurio que acababa de visitar;
miraba paranoicamente y apuraba el paso a cada frase de la oración que rezaba.

Llegó hasta la capilla, que a esa hora se encontraba abierta y se arrodillo en el altar a llorar.

Era la primera vez que lo hacía...

Y después de cien avemarias, ocho padrenuestros y un acto de contrición, se levanto,  se dirigió al convento y en su cuarto, antes de tomar el "diario de una ninfomaniaca" que escribió durante los diez años de ordenamiento; se dio cuenta de que en la escena del crimen un hombre se había suicidado después de matar a una monja que no quiso amarlo por última vez.

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