Esa sombra: tu sombra, tu soledad, tu silencio: mi delirio
Agacipado estaba el temor, escondido en la esquina de la sala, corriendo presuroso al corredor tras de mí.
.
Silencioso hurgaba mi conversación con la nada y envidioso asomaba su presencia en ruidos despampanantes que atemorizan mi quietud.
No hay nada, nada hay.
De nuevo juego y camino, corro y persigo; esa inexistente sombra que me acosa, que me ataca, que quimérica me recuerda el temor,
la posibilidad de lo imposible, la aceptación de lo negado y la ansiedad de lo perdido y no recuperado.
No hay nada, nada hay.
De nuevo juego y camino, corro y persigo; esa inexistente sombra que me acosa, que me ataca, que quimérica me recuerda el temor,
la posibilidad de lo imposible, la aceptación de lo negado y la ansiedad de lo perdido y no recuperado.
Lo siento, no lo veo;
ahí se encuentra masturbando mi ansiedad, saciándose de mi delirio, aprovechándose de mi soledad, maltratando mi infantil deseo...
ahí se encuentra masturbando mi ansiedad, saciándose de mi delirio, aprovechándose de mi soledad, maltratando mi infantil deseo...
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Se adueña de mi voluntad, me convierte en su observadora, se esconde de mi en la habitación oscura, en el pasillo que no quiero transitar o en la cocina
y cuasi historia de terror el ruido aturdidor de la olla que anuncia la hora de la cena…
Mientras me oculto en la misma silla tras las mismas letras...
...y espero el momento de darle fin a esta sensación.
y cuasi historia de terror el ruido aturdidor de la olla que anuncia la hora de la cena…
Mientras me oculto en la misma silla tras las mismas letras...
...y espero el momento de darle fin a esta sensación.
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