Fue tu sonrisa la causa de la mia, fueron tus palabras mi deseo de hablar, fue tu voz el abismo en el que pude volver a gritar, e hiciste renacer mi alma poetica desfallecida por la desilución y la desesperanza...
...Pero también me heriste...
Con la imprudencia de la ignorancia y con el desacierto del empirismo, una joya de esas que no tienen valor comercial... con el perdón de los que saben escribir, de los que gustan de leer, de los que escuchan y hablan; un desordenado compendio de palabras y escritos que ninguna coincidencia con la redacción tiene y que solo nace para llenar de placer aquellos vacíos que la soledad genera.
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