Caballero mio:

Sé que las obligaciones y tu deber con estas tierras te han llevado nuevamente lejos de mi...
hace ya mas de tres lunas que te fuiste a esa batalla y entre las voces del pueblo corre ya el rumor de un posible regreso...
Tu ausencia me marca un inevitable vacío y la angustia de desconocer si te veré volver.
Solo espero, guardián de mis deseos, que los dioses te protejan en tu viaje y engrandezcan tu honor de caballero y te regresen victorioso a mis besos.
Aquí te espero con mis brazos abiertos: ya tengo lista la bañera y el agua de flores, para limpiar tu cuerpo de la sangre y el polvo de las batallas; tengo tus ropas limpias y los aceites para perfumar tu piel. La cena aun caliente está esperando el momento de verte abrir la puerta y poder lanzarme a tu cuerpo aun cansado solo para confirmar que no eres una imagen inventada por mi. Luego esta doncella sobre los aposentos te espera lista para recibirte de nuevo con el alma y con el cuerpo.
Regresa pronto amado mio, dame nuevamente la alegría de volver a ver tu sonrisa y de complacer tus deseos y darle a tu ser un poco de calma y dále a mi alma la paz de tu presencia conmigo.

Con anhelo de verte de nuevo. Tu amada.