viernes, 29 de julio de 2011

Ella

Su nombre duele, duele su nombre...
Y su existencia... 
Aunque solo sea una idea
y su voz que susurra entre sus pensamientos
y la silueta que su cuerpo aún dibuja...

Por eso mejor regreso al silencio
donde está lo que necesito,
donde está la paz de lo que no busco y no encuentro
donde la nada es la mejor canción de amor
y la soledad acompaña su imagen...

Donde no se desploma mi alma como un castillo de cartas sobre una mesa coja,
Donde no mueren los sueños entre frases y versos de un adiós que empieza,
Donde no me atormentan los fantasmas de un pasado ajeno,
Donde la paranoia y sus espectros no me persiguen ni en los sueños.

Donde mis sueños son la felicidad mas sutil y eterna de momentos pasajeros.

Donde las imágenes de los cuentos de hadas aún son posibles
y las canciones son en realidad los sonidos que mi mente consigue adivinar.

Donde los caminos no te conducen a ningún lugar,
Donde no necesitas recorrer caminos pues ya estas en todas partes,
Donde te alimentas de la vida misma y la muerte no es tu temor sino tu guía.

Allí, en lo que crees no te defrauda
y hasta la pesadilla mas tormentosa tiene final feliz
Allí donde puedo soñar, donde te sueño...
Allí donde me perteneces entre luces de colores y magia.

Allí donde tu voz no habla y aún así me lo dices todo
Allí, donde ella no existe.

jueves, 28 de julio de 2011

Cuento N° 3

La mujer vestida de hábito blanco y con un rosario en las manos, 
corría presurosa por los callejones del tugurio que acababa de visitar;
miraba paranoicamente y apuraba el paso a cada frase de la oración que rezaba.

Llegó hasta la capilla, que a esa hora se encontraba abierta y se arrodillo en el altar a llorar.

Era la primera vez que lo hacía...

Y después de cien avemarias, ocho padrenuestros y un acto de contrición, se levanto,  se dirigió al convento y en su cuarto, antes de tomar el "diario de una ninfomaniaca" que escribió durante los diez años de ordenamiento; se dio cuenta de que en la escena del crimen un hombre se había suicidado después de matar a una monja que no quiso amarlo por última vez.