jueves, 5 de marzo de 2020

Súplica

E. Adaluz Arias A

Usted no deja de rondar en mi cabeza.

Me cuestiono por qué apareció cuando menos lo esperaba. En verdad deseo pasar ya esa hoja y continuar pero no logro discernir la mejor decisión.

Usted en su rabia decidió nunca mas hablarme y no imagino si disfruta de su decisión con la paz que habría tenido si hubiésemos hablado personalmente...

...Yo quiero saber qué tenía para decirme. Necesito saber por qué quería verme después de tantos meses de no hacerlo.

              Insinuó que tal vez no podría solamente verme... ¿A qué se refería con eso?

Me duele su presencia por que aún lo quiero como si hubiese oportunidad de intentarlo de nuevo, por que a pesar de que usted creyera que no valía la pena, yo tenia confianza en los dos. A pesar de mi trastorno, lo vi con la suficiente paciencia y amor para soportarlo; y a pesar de sus temores me vi lo suficientemente fuerte para ayudarlo a resolver sus dudas.

Creo que usted me negó la oportunidad de conocerme, pero conocerme de verdad, por que no soy solamente una buena amante o una linda mujer. Y por eso me duele aun mas.

Me juzgó por ser honesta con usted y mostrarle desde el principio lo peor de mi y no como hace la mayoría que al principio solo muestra lo bueno.

Y hoy, más que escribirle con el fin de que me lea (por que ya se lo aburrido que es para usted) necesito liberar esto que me ahoga tanto: trato de aceptar que fue una muy extraña historia en mi vida y que en realidad dudo poder olvidar; que solo debo resignarme a la idea de que no hago parte de sus planes y que eso, también esta bien.

Le pido por favor que se adhiera a ese deseo de ayudar a sanar mi corazón, que deje el orgullo que siente y que me cuente con total honestidad y paciencia lo que quería decirme el dia del café...

miércoles, 4 de marzo de 2020

Odiando_te olvido

E. Adaluz Arias A


Otro documento más para la posteridad o el baúl de los recuerdos perdidos.
Cierta angustia que recorre mi mente, ciertos temores que agobian mi futuro, ciertos deseos que opacan mi presente.
Permanentemente me pregunto por el origen de mi insosobra y  el último recuerdo lleva tu nombre escrito en lágrimas negras
Cuestiono mi actuar, cuestiono mis palabras contigo, cuestiono mi pensar y creer. No, nunca he tenido completamente la razón, sin embargo, me cuesta trabajo aceptar que estoy tan rotundamente equivocada...